El domingo 10 de Abril son la elecciones en Perú. Obligación para todos los ciudadanos de elegir el representante del país dentro de los próximos 5 años.
Tarea difícil considerando la desigualdad social existente en el país. Desigualdad que se extiende a otros campos como educación, trabajo, edad.
Y es que los que menos saben, educación, son los más, en cantidad, en desconfianza, en expectativas a corto plazo, en corrupción también.
No es de negar que la mayoría de gobiernos de la época republicana del país a descuidado y continúa haciendolo, la educación de sus hijos. Tanto en el aspecto infraestructura (no proporcionar fondos, como mal uso de los mismos), mala educación (profesores no capacitados, algunos mal pagados y muy sindicalizados). Y conforme avanza el tiempo, son generaciones abandonadas con poca a ninguna posibilidad de desarrollo. Lo que genera resentimiento, desconfianza hacia aquellos que alcanzaron éxito, en general una reacción anti sistema.
No hay manera para recuperar generaciones perdidas; solo individuos capaces, que se niegan a pasar su vida en la pobreza y la mediocridad logran sobresalir, sin importar su condición.
Algo triste de las elecciones es la manera como se seleccionan a los representantes, los congresistas. Revisando sus estudios, labores, algunos la tienen muy bajas, trabajan de manera dependiente o en una posición estancada. Cuando se realizan las entrevistas pueden soltar una verborrea antisistema o con propuestas que que no se ajustan a los problemas existentes y que no consideran normativa actual. Ejemplo la pena de muerte, hay países que todavía la aplican pero su índice de criminalidad no ha disminuido. Ser más severos con las penas de carcel: desafortunadamente las prisiones están superpobladas y en lugar de ser centros para la adecuación de las personas, solo son centros de entrenamiento para malechores, universidad es a profesional como prisión es a criminal.
Muchas cosas no van a cambiar en estas elecciones. No por que se haya hecho una mala elección, si no por que nosotros no cambiamos.
Finalmente, hay que tener esperanza por que las cosas cambien, mediante el esfuerzo propio y la tolerancia hacia el cambio de los demás.
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