sábado, 27 de octubre de 2012

Y ¿cómo va el trabajo?

Es una buena pregunta: Y ¿cómo va el trabajo? Lo podría resumir en mal, no el aspecto económico, pues el pago si bien no es puntual en muchos casos, es alto y me permite continuar subsistiendo aquí en Lima. Pero, cada día es un tormento levantarme para ir a trabajar. Cada vez que me pongo a pensar en el trabajo me comienzo a sentir mal, puedo rescatar algo de interés del mismo, claro como cualquier persona que tiene curiosidad por sus actividades y los retos que le vienen encima, pero me siento mal, cada Lunes deseo con ansias que sea viernes y no tenga que regresar más. Aquí un texto traducido acerca de mi situación:

Señas de que estas listo para retirarte de tu actual trabajo

Copiado de Mansueto Ventures
Nueva York, NY -- Ese trabajo diario puede matarte. Y frecuentemente, no es que quieras iniciar tu propia aventura o negocio freelance. Es que el trabajo diario te hace sentir completamente miserable. Aquí algunas características que indican que estas listo para marcharte del trabajo diario.
Te has escuchado decir repetidamente, "El pago no lo vale". Aquellos próximos a ti dicen que has cambiado, y no para bien. Cuando hablas acerca del trabajo, te aburres o cambias de temas. Has tomado días de permiso por enfermedad que vacaciones en el último año. No quieres que el día comience, haciendo la tarea de levantarse para trabajar toda una odisea. Comienzas a fantasear acerca de un accidente, enfermedad seria, u otro evento que pueda ponerte en una cama de hospital por varios meses. Has aceptado el hecho de que eres miserable, pero no consideras marcharte por temor a lo que pasaría con otros si te retiras. Tienes nauseas persistentes o un estado emocional alterado la mayoría de días.
Si te ves en esta descripción, probablemente estas dañando tu carrera. Al dañarla, te dañas a ti mismo. Estas perdiendo la oportunidad de vivir una vida feliz y productiva. [...]

Y es cierto, me siento mal, y si me pongo a pensar en este trabajo, me siento fracasado, y hago un recuento de las cosas que he hecho y que tal vez estaría mejor en otro lugar (o en otro lugar donde también me sentía mal). Y siento más envidia por el trabajo de los demás o pienso en que ellos la han tenido más facil o usualmente que son más capaces que yo, descartando que tambié han sufrido lo suyo para poder ingresar.
También me pongo a pensar en las veces que me he sacrificado por el trabajo, no almorzando o procurando moverme un poco antes de que las cosas pasen a fin de estar preparado para cualquier percanse, pero algo debe de suceder, alguien debe fallar para que como dominó, todas las fichas comiencen a desmoronarse y nuevamente tenga que quedar mal y ser el culpable, la ficha que no corresponde, el engrane que no sirve.
Definitivamente estoy cansado de este trabajo, de la actitud de mis superiores en cuanto a su opresiva manera de culparme por todo y quererse limpiar las manos de los trabajos que tengo que hacer. De los otros superiores que prefieren seguir viendo como el barco se hunde por faltas para los clientes, entregas demasiado lentas. De pronto la idea de que la situación pueda ser mi culpa pues he estado generando más gastos de los que debería haber.
De pronto el monótono trabajo que estuve realizando en mi ciudad natal se ve años luz mejor, a pesar del pago pequeño, del trabajo monótono y en muchos casos sin objetivo o futuro a largo plazo para mi. Pero debo reconocer que el patrón se repite, no estoy aprovechando bien el tiempo, no estoy empujandome más para hacer cosas más interesantes y divertidas.
Necesito hacerme del espacio (físico y temporal) para poder desarrollarme sin tener que preocuparme por un trabajo horrible. también se hace patente que disponer de un título no es siempre requerido para tener el trabajo deseado. La experiencia pone más y tener los contactos necesarios.
Este trabajo no pasa de fin de año, no por que yo lo desee, si no por que se ve en el abandono del mismo. Pero hay que avanzar en dos caminos, empujando para que el barco no se hunda, a pesar de que el timonel solo grita y no da direcciones y para no hundirme yo en la desesperación de una experiencia miserable.